He aquí un artículo publicado en el periódico Deia sobre la situación de las lenguas autonómicas y el castellano en el España de la mano de Juan Carlos Moreno Cabrera, catedrático de Lingüística General de la Universidad Autónoma de Madrid.
Pulveriza uno a uno los prejuicios sobre el euskera, derriba los mitos existentes y lo defiende a ultranza desde la teoría experta de la igualdad entre las lenguas. Y sobre todo Juan Carlos Moreno critica los imperialismos y los nacionalismos lingüísticos que arrinconan otros idiomas.
bilbao. Moreno Cabrera puso ayer de relieve en la apertura del curso académico de HABE, de euskaldunización de adultos, la importancia de lo que él denomina el «bilingüismo pasivo», es decir, entender un idioma aunque no se llegue a hablarlo. «Es muy importante el bilingüismo pasivo porque aunque no todos los vascos dominen activamente el euskera, sí pueden dominarlo pasivamente, es decir, entenderlo. Eso posibilitaría que en la calle se usase mucho más y que el bilingüismo fuera real», sentencia.
Mantiene que no es utópico que todos los vascos entendamos euskera. Por defender hasta se atreve a asegurar que podríamos comprender diez lenguas.
Sí, porque es mucho más sencillo que todos entiendan a que todos hablen. Es cierto que la facilidad natural de aprender idiomas se pierde con los años y que en la infancia resulta infinitamente más sencillo. Pero cuando hablo del aprendizaje de adultos, siempre distingo la competencia pasiva y la activa. La capacidad de adquirir una competencia activa se cierra a partir de la adolescencia pero el entendimiento de las lenguas no se restringe nunca. Lo que ocurre es que a partir de la adolescencia, el conocimiento está sesgado por tu lengua nativa. Por eso, será más fácil entender lenguas relacionadas con la tuya, en este caso las romances para los castellano-parlantes. El plurilingüismo activo no es muy factible pero el plurilingüismo pasivo sí es realizable, aunque no sea algo muy aplaudido.
Explíquese.
Por desgracia si uno dice «yo entiendo diez lenguas: francés, italiano, sardo, portugués, catalán, gallego…» le otorgamos menos mérito que aquellos que saben hablar dos o tres. Obviamente está muy bien hablar activamente. Pero está mal despreciar el conocimiento pasivo porque eso es lo que favorece realmente el plurilingüismo. Si eso sucediera en Euskadi, el euskera estaría más presente.
Hablando de paradojas: es usted un madrileño que rebate los prejuicios contra el euskera. ¡Qué curioso!
Es que los lingüistas sabemos que todas las lenguas son lingüísticamente equivalentes porque tienen un grado similar de desarrollo. Otra cosa es el eco social. Pero hay lingüistas que se empeñan en decir que unas son más importantes y otras menos, y eso se debe exclusivamente a la importancia social que tienen. Por eso yo digo que todas las lenguas son equivalentes pero por cuestiones de prejuicios ideológicos nunca se reconoce. Hay gente que piensa que el griego y el latín clásico son más desarrolladas que los idiomas de los indígenas del Amazonas. Pero todos tienen un grado de desarrollo similar. Hay otros mitos como que algunas lenguas tienen pocos vocablos. Eso es porque los expertos recogieron un vocabulario muy básico para comunicarse con ellos que es el que permanece en las bibliotecas.
A ver, derribemos algunos de esos mitos: algunos difunden la idea de que el euskera es un fósil lingüístico viviente.
Es igual que si cuando se habla del castellano se dijera que tiene mil palabras árabes. Pero es que eso y es más cosas. Eso sucede con el euskera, no se puede utilizar su gran antigüedad para convertir esa característica en un fetiche y reducirla a ese factor solamente.
También desmiente a los que señalan que el euskera batua es un idioma artificial.
Sucede exactamente igual que con el castellano o el inglés standard. ¿Por qué? Porque se han elaborado de forma consciente por unas instituciones. Fíjate además si son artificiales que hay que aprenderlas en el colegio. Las únicas que no son artificiales son las que no se escriben, que son el 99%.
Los detractores del euskera mantienen que 25 años de sistema educativo bilingüe no ha conseguido normalizar su uso. Y a menudo critican la imposición del idioma.
Es que ni las leyes ni la educación pueden hacer que se imponga una lengua. Una lengua sólo avanza si se usa en la vida diaria. La discriminación positiva no es suficiente. Por eso defiendo el plurilingüismo pasivo. Que si no se domina correctamente se pueda entender, eso hace posible que se use más.
¿Por qué ese menosprecio hacia el euskera desde ciertos ámbitos?
El menosprecio hacia el euskera se debe a la idea imperialista y opresora que consiste en decir que yo no tengo que aprender su lengua si no que ellos deben aprender la mía. Se ve claramente con el imperialismo lingüístico anglosajón.
Un fenómeno que usted denuncia reiteradamente.
Sí, me niego a que un turista italiano me pregunte en inglés. Además el imperialismo lingüístico anglosajón consiste en que todos tenemos que hablar inglés a la perfección. No vale entender inglés porque los anglohablantes tienen que expresarse en inglés, no en otra cosa. ¡La cantidad de horas y de dinero que se dedican a perfeccionar el inglés!. Si eso se invirtiera en entender otras lenguas, empezando por las más cercanas: el euskera, gallego, catalán… seríamos más plurilingües. El bilingüismo no tiene por qué consistir en saber castellano e inglés.
Pero ese imperialismo lingüístico también afecta al castellano.
Sí, exactamente igual y redunda en perjuicio del euskera. Yo mantengo que existe un nacionalismo lingüístico de Estado a favor del castellano. Y en mi próximo libro Nacionalismo lingüístico demuestro esta ideología imperante sobre todo en Madrid, que consiste en apoyar el bilingüismo siempre y cuando la lengua dominante siga siendo el castellano y las lenguas dominadas sean las cooficiales. De manera que, según esta ideología, la promoción de las lenguas dominadas se considera una contribución a la desigualdad y al retraso, mientras que la promoción de la lengua dominante fomenta el entendimiento, la unidad y el progreso.
¡La que le va a caer con estas teorías!
Pero es que yo critico esta ideología utilizando una documentación muy exhaustiva. El libro está absolutamente lleno de textos que hablan por si mismos. Muestro que existe esta ideología que tiene sus raíces en el siglo XVI pero que en este momento está en una fase imperialista. Lo cual no quiere decir que yo esté en contra del castellano, como en ocasiones se me acusa.
Cree que eso obedece exclusivamente a cuestiones ideológicas.
Sin duda. Aquí la clave está en el valor que tú le des a la otra cultura. Por eso con el inglés no hay nunca ningún problema porque creen que la cultura anglosajona es superior.
Con el panorama que dibuja y su descripción de genocidio lingüístico ¿corre el euskera algún peligro de desaparición?
Ahora mismo no veo ese peligro. Aunque tampoco podría garantizar su supervivencia si no se realiza un esfuerzo continuado de promoción. Además, ¡ojo! Yo creo que en el momento que haya alguna dejación en esta política, el euskera podría estar completamente amenazado.
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